A partir del año 800 d.C., en la extensa planicie del delta del Diquís, las comunidades tribales con vínculos familiares pasaron a constituir pueblos bajo una organización cacical. Este sistema político incluía un jefe o cacique mayor, en cuyo territorio existían varios pueblos y comunidades con jefes subordinados a su autoridad.
Los líderes del delta, ejercieron dominio sobre un amplio territorio, en el que consolidaron su poder económico e ideológico. Una agricultura extensiva y disponibilidad de recursos naturales, habrían sido las condiciones favorables para hacer importantes obras de infraestructura pública, crear esculturas monumentales y obtener bienes simbólicos y de lujo propios de su condición social.
El poder de estos personajes fue respaldado por un sistema ideológico basado en elementos sobrenaturales, en la fuerza y el control social. Estas ideas se transmitieron a través de rituales y eventos significativos de la vida personal y comunitaria, que reforzaban la autoridad de los caciques y caracterizaban la identidad del territorio que gobernaron.
La presencia de cientos de esferas en distintas aldeas y en la amplia planicie del delta y sus alrededores, muestra que las comunidades compartían tanto el objeto como su simbolismo. Es probable que desde la planicie, donde se encontraba el cacicazgo principal, las esferas fueran enviadas a las comunidades subordinadas o aliadas para mantener el territorio bajo control ideológico, económico y militar. O bien, cada comunidad pudo crear sus propias esferas como un referente de identidad compartida, relacionado con el prestigio y el poder.