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Comunidades y Sitios Arqueológicos

Palmar Sur

Durante la época bananera, la jerarquía administrativa de la compañía frutera, estaba ordenada en Divisiones, Distritos y Fincas. Dentro de esta lógica, Palmar Sur, con 20 fincas a su haber, era un distrito de la subdivisión de Golfito. En este lugar se ubicaba la administración y viviendas de jerarcas y personal de apoyo.

Palmar Sur era la sede de las oficinas donde se llevaban controles, se elaboraban cheques y otros trámites. Desde aquí se emitían las órdenes para los mandadores ubicados en las fincas de su jurisdicción. Allí había talleres mecánicos y bomba gasolinera para abastecer los vehículos de la empresa, un departamento de construcción con carpinteros para  construir,  reparar y remodelar oficinas y viviendas, y fontaneros encargados del mantenimiento de tuberías de agua potable y aguas negras en las oficinas y cuadrantes de las fincas.

Palmar Sur era también un centro habitacional y de entretenimiento. Allí vivían el gerente de distrito, otros jerarcas y su equipo de apoyo. La mayoría residía en la llamada Zona Americana, donde estaba el Club 1, al que asistían los funcionarios de más alto rango. En las cercanías estaba el Club 2 (actual CENECOOP), que era de acceso popular. En ambos había venta de comidas y bebidas.

En la localidad también había piscina, cancha de baseball, iglesias y dispensario.

Actualmente Palmar Sur es un pueblo acogedor que conserva rasgos característicos de la arquitectura bananera. Ha sido descrito como un pueblo dormitorio. Tiene poco comercio. La mayoría de sus habitantes trabajan en fincas agrícolas o en los centros urbanos de Palmar Norte o Ciudad Cortés. Muchos son maestros, enfermeras, empleados públicos. Allí se ubica el campo de aterrizaje, un albergue de ancianos, escuela, clínica, sede de SENARA, varios sitios de recreo y deporte, iglesia y un hospedaje. Una máquina locomotora del antiguo ferrocarril luce como testigo de una época pasada en frente del parque del pueblo, donde destacan conjuntos de  esferas de piedra precolombinas.

PALMAR SUR Y LAS FINCAS BANANERAS  
Recuerdos de infancia (fragmento) de Joaquín Montero

 Video canción PALMAR SUR
Autor: Mario Chacón
Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=LZIK5YGtDdI

 

Palmar Norte

Palmar Norte es el centro urbano comercial más importante del cantón de Osa y representa una segunda cabecera. Fue fundado a finales del siglo XIX por indígenas borucas, conocido  entonces como “El Palmar de los Indios”, nombre con el que todavía a veces se le menciona en su homenaje.

La ciudad, tal y como la conocemos hoy, prosperó gracias al influjo económico de Palmar Sur como centro administrativo y laboral de la Compañía Bananera. Palmar Norte es lo que se conoce en el argot bananero como un “pueblo civil”, conformado a partir de gentes que hicieron una actividad económica independiente, alrededor de la población bananera. Ambas localidades, Palmar Sur y Palmar Norte, están separadas por el río Térraba.

En la población original de Palmar Norte se mencionan empleados ocasionales de la bananera, comerciantes, vendedores de comidas y otros, algunos de ellos chinos (Wong y Achío). En la época bananera eran famosos los salones de baile y refuegos (lugares de mala reputación) a donde llegaban los trabajadores bananeros de  Palmar Sur atravesando el río con la ayuda de boteros.

Actualmente, Palmar Sur y Palmar Norte están unidos por un puente que se construyó a finales de década del 50 para continuar la carretera Interamericana hacia la frontera panameña. El puente sobre el Térraba es un ícono de Palmar. La construcción del puente y la carretera interamericana como fuente de empleo y actividad económica contribuyeron al auge de la ciudad.

Hoy día, Palmar Norte es el centro comercial y de venta de servicios más importante de Osa, y la segunda cabecera del cantón. Allí se localizan la sede de la Universidad Estatal a Distancia -UNED, Universidad Metropolitana Castro Carazo -UMCA, colegio académico y colegio técnico del Ministerio de Educación Pública, Sede del Instituto Nacional de Aprendizaje -INA, servicios estatales, agencia del Instituto Costarricense de Electricidad -ICE, Banco Popular, Banco Nacional, Cruz Roja, Correos de Costa Rica, fuerza Pública, Equipos Básicos de Atención Integral en Salud -Ebais, comercios y cantidad de alojamientos.

 Video  Canción “A mi adorado Palmar 
Autor: Gilbert El Brujo Castro
Tomado de: https://www.youtube.com/watch?v=1_y1dfDyiv8

 

Ciudad Cortés

Ciudad Cortés es la cabecera del cantón de Osa. En ella se encuentran los principales servicios estatales la Municipalidad, el Hospital Tomás Casas, Juzgados, Tribunal Supremo de Elecciones, Banco de Costa Rica -BCR, Cruz Roja, Correos de Costa Rica, Instituto Nacional de Seguros - INS, Instituto Costarricense de Electricidad -ICE, escuelas, colegio, iglesias y zonas de recreo.

“Cortés” es uno de los sitios donde se inició el poblamiento del cantón. Así lo explica la historiadora Ana Luisa Cerdas: “a finales del siglo XIX se fundó una colonia penal en la finca del Padre Nievorowsky, encargado de la evangelización de Térraba y Boruca. Esta colonia recibió el nombre de Dios Primero, luego El Pozo y posteriormente Puerto Cortés, actual ciudad Cortés. Su población estaba compuesta por confinados costarricenses y sus familias; por chiricanos y por una serie de inmigrantes que fueron llegando en las primeras décadas del siglo, entre ellos: José Wong, Francisco Olaso, Víctor Sobaja, Mariano Rodríguez, Manuel Ureña, Rafael Sing, Fabio Calvo y Geo Webb”.

El Pozo era un puerto fluvial, ubicado a unos 10 km de la desembocadura del río Térraba, sobre el Océano Pacífico. Funcionó hasta mediados del siglo como verdadera puerta de entrada al Sur. La única forma de comunicarse desde el Valle Central con la Región Sur era por vía marítima, saliendo en lancha desde el Puerto de Puntarenas, hasta El Pozo, y desde allí en bote río arriba, a pie o a caballo, hasta los sitios de destino en Térraba, Boruca o tantos otros pueblos del Sur.

 

Todos los caminos van a El Pozo

En el Sur los recuerdos de los mayores están llenos de historias sobre viajes a El Pozo. La gente de Buenos Aires, Curré o Potrero Grande viajaba al Pozo a vender sus cosechas y hacer compras. Muchas veces estos viajes fueron verdaderas aventuras ida y vuelta en bote por el río Térraba. Poco a poco, El Pozo se  convirtió en un centro comercial donde campesinos criollos, indígenas y chiricanos vendían arroz y manteca, y compraban telas, herramientas y hasta pan. Actores importantes de este escenario fueron los chinos, los Wong y los Chan entre otros, quienes tuvieron tiendas, almacenes, carnicerías, bares y hasta cines.

En la fase bananera, El Pozo cobró auge como puerto de entrada y salida de miles de migrantes que venían a probar suerte a la compañía bananera. También llegaban comerciantes, tahúres y gentes de todo tipo. El Pozo fue, además, el centro de diversión de los trabajadores de las fincas que cruzaban en bote desde el otro lado del río a los bares y salones de baile que proliferaron en el lugar.

 

Cambio de nombre

Se cree que el nombre de “El Pozo” se debió a la propensión del lugar a inundaciones propias de una zona altamente lluviosa a orillas del río Térraba. Algunas fotos de la época recogen imágenes de la ciudad inundada y sus calles recorridas por botes. En 1934, una junta de vecinos solicitó cambiar el nombre de la ciudad por el de Puerto Cortés, en honor al León Cortés Castro, entonces Secretario de Fomento, quien años más tarde fue presidente de la República (1936-1940).

Aunque Ciudad Cortés (El Pozo) dejó de ser puerto, los pobladores siguen recordando  lejanas épocas como un pasado de gloria y de leyenda. Existen novelas y relatos, y los artistas pintan y recrean diversos estilos de las épocas vividas allí, en “El Embarcadero”.

Historias de un meseteño en el sur
Anécdota de una vivencia en el sur del país. Publicación de la Oficina de Patrimonio del MCJ.

 

Comunidad de Finca 6-11, realidad actual

La comunidad de Finca 6-11 está situada en Palmar Sur. Es una antigua finca bananera contigua al sitio arqueológico Finca 6 donde se localiza el museo de sitio del mismo nombre. En el año 2005, mediante un convenio entre SURCOOP, propietaria de la finca, y el IDA (hoy INDER), la cooperativa donó 10 hectáreas al Museo Nacional de Costa Rica, dedicadas al estudio, conservación y divulgación del patrimonio arqueológico.

Desde enero del 2015 allí funciona un centro de visitantes, un parque de esferas, servicios y un recorrido del sitio con información de los hallazgos arqueológicos del lugar.

El Sitio Arqueológico Finca 6 es uno de los más importantes de la región, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en junio de 2014. Posee esferas  de piedra “in situ”, esto es, que no han sido removidas nunca y conservan su posición original desde hace más de 500 años. Esta singularidad le confiere al lugar una oportunidad excepcional para  estudiar y conocer los pueblos precolombinos que construyeron las esferas.

 

Llegando a Finca 6-11

Las fincas conservan los nombres que tuvieron durante la época de esplendor de la Compañía Bananera. Hoy, en las antiguas fincas bananeras conviven tres mundos de manera simultánea: el mundo precolombino, el mundo bananero (1930 – 1984) y la población actual de las fincas.

 

Caminando por Finca 6-11
José Luis Amador. MNCR. 2014.


 

Aspectos económicos

En la comunidad viven alrededor de 330 personas, según datos del Museo Nacional de Costa Rica (Amador, 2014), de las cuales 118 realizan alguna actividad laboral remunerada. Con escasas excepciones, son de muy bajo ingreso económico. El 63 % son peones agrícolas que laboran en el cultivo de plátano y palma aceitera en SURCOOP, COOPALSUR, Palmatica y Empresa Bananera Siglo XXI. Un 23 % laboran como guardas, choferes, cortadores de zacate, comerciantes, cocineras, en la comunidad o en hoteles y zonas urbanas de la región. Un 7 % son empleados públicos y un 4 % trabaja en construcción, pesca y agricultura independiente.

 

Aspectos sociales

En Finca 6-11 existen organizaciones que trabajan para el bienestar de la comunidad: Junta y Patronato Escolar, Comité de Vivienda, Comité pro Asociación de Desarrollo, Comité por el Agua, Consejo Pastoral. Iglesia Católica, Comité de Caminos, Comité de Deportes, Comité de Lucha de los Afectados por Nemagón, Comité de Emergencias y la escuela. Sin embargo, la comunidad tiene dificultades para conjuntar esfuerzos debido a la inestabilidad generada por la falta de empleo y el flujo y reflujo migratorio (constante entrada y salida de habitantes).

 

Comunidad y Museo Nacional

La comunidad de Finca 6-11 reconoce el valor patrimonial de las esferas de piedra y los sitios arqueológicos, y se identifica con las esferas con orgullo.

 

Comunidad de Cañablancal INDER

Cañablancal INDER es la comunidad en la cual se asienta el sitio arqueológico Batambal, uno de los 4 sitios del Sur de Costa Rica declarados patrimonio mundial (23 de junio, 2014).  Esta comunidad se ubica a 2 kilómetros de la ciudad de Palmar Norte, sobre la carretera Costanera. Es un asentamiento del Instituto Nacional de Desarrollo Rural (INDER), tiene 82 hectáreas de extensión y se fundó en el año 2 000. La parte más poblada está un kilómetro arriba de la entrada, subiendo una empinada cuesta. El Asentamiento consta de 17 parcelas y 44 granjas familiares.

 

 

Origen del Asentamiento

El asentamiento INDER Cañablancal se creó para reubicar a las  personas afectadas por los huracanes Juana (1988) y César (1996). El movimiento para conseguir tierras fue encabezado por un grupo de indígenas provenientes de otra comunidad también llamada Cañablancal, ubicada a orillas del río Térraba, quienes para conseguir tierra se unieron a damnificados no-indígenas provenientes de otras comunidades, entre ellas Vergel, Cajón, Guácimo, Zapote, Palmar Norte e incluso de las antiguas fincas bananeras.

 

 

El núcleo indígena de Cañablancal INDER, está constituido en su mayoría por personas provenientes de la comunidad también llamada Cañablancal, ubicada a orillas del río Térraba. Esta comunidad se formó con indígenas procedentes de Boruca y Palmar Norte, además de indígenas desplazados por la Compañía Bananera y la creciente urbanización de Palmar Norte, antiguamente llamado Palmar de los Indios.

En Cañablancal INDER, así como Cañablancal, a orillas del río, viven descendientes del Indio Venancio, personaje al que se recuerda como símbolo de la resistencia al desplazamiento indígena, realizado por la Compañía Bananera.

 

 

Aspectos económicos

Aunque es asentamiento agrario del INDER, pocas personas viven de la explotación agrícola de sus terrenos. Las actividades productivas son a baja escala y para el consumo familiar. Para sobrevivir, los vecinos trabajan fuera de la comunidad como jornaleros (en Finca 6, Palmatica y otras), en construcción, o trabajos temporales como empleadas domésticas, vendedores (supermercados, bazares), y otros. La cercanía con la ciudad de Palmar Norte y Ciudad Cortés ofrece opciones laborales que la comunidad aprovecha.

La gente de Cañablancal habla con esperanza, asegura que el pueblito --con apenas 15 años de existencia-- va “de menos a más”.

 

Problemática social

En Cañablancal viven 60 familias. El número de habitantes alcanza las 228 personas, cerca de un 50 % se identifican como indígenas (Amador, 2015). Los adultos expresan preocupación por la falta de oportunidades laborales para los jóvenes. Muchos jóvenes  no estudian y trabajan en la cosecha de palma aceitera. Algunas mujeres cabezas de hogar, tienen serios problemas de ingresos.

Las organizaciones existentes son: la Asociación indígena Rescate Cultura y Arte Batambal, la ASADA (Comité de acueducto), Junta de Educación, Patronato Escolar, Comité Metodista, Comité Católico y el Banco Comunal.

 

Conflictividad interétnica

La coincidencia de personas indígenas y no-indígenas en un mismo asentamiento de reciente conformación, ha sido causa de conflictividad interétnica. Esto se ha debido básicamente a temores mutuos. Los líderes indígenas temen que los no indígenas desconozcan su gesta inicial en la fundación del asentamiento. Por su parte, los no-indígenas temen que el asentamiento se convierta en un territorio indígena, con afectación de planes escolares y otras implicaciones.

La gestión del sitio arqueológico Batambal por parte del Museo Nacional de Costa Rica es un punto de encuentro para la comunidad. Los diversos intereses locales confluyen en la promoción de un desarrollo cultural y turístico comunitario y sostenible. El sitio es cada vez más un factor de integración comunal.

 

Posición ante el Sitio Arqueológico Batambal

Desde la creación del Asentamiento en el año 2.000, el sector indígena se identificó con el sitio arqueológico Batambal como un  factor de identidad y orgullo indígena. La Asociación Indígena Rescate, Cultura y Arte Batambal  fue creada para promover la protección del Sitio y su mejor aprovechamiento por parte de la comunidad.

Hoy, el patrimonio de Batambal empieza a ser visto por todos como una oportunidad de desarrollo económico, social y cultural. El reto que ahora debe afrontar la comunidad es cómo insertarse al proceso y derivar beneficio económico para todos. 

 

 

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